martes, marzo 07, 2006

2/VIII/05: Amboise - Chenonceaux - Rennes



Lo de lavar la ropa de noche y esperar a que se seque para el día siguiente funciona en España. En Francia NO. Así que todos mojaditos metimos los calcetines en una bolsa y nos fuimos para la estación. Luego nos arrepentiríamos de haberlo hecho...

Para llegar al castillo de Chenonceaux hay que hacer transbordo en un pueblecito: St. Pierre-des-Corps, pero los trenes pasaban cada media hora así que llegamos bien prontito al castillo más famoso del valle del Loire. Estaba petadísimo de turistas, claro, pero aún así valió la pena ir. El interior es una preciosidad, me fascinó el larguísimo salón de baile situado en la parte ''puente'' del castillo... Los jardines son impresionantes (hay un laberintoo!! xD) y el bosque es para perderse en él, lleno de fresas silvestres, enredaderas... y unas hierbecitas que te dejan los calcetines llenos de semillitas, jejeje...

Unos amigos míos también estaban haciendo la misma ruta que nosotros en las mismas fechas, pero en moto en vez de en tren. Así que nos llamamos y quedamos en Chenonceaux para comer en un bonito restaurante muy típico, en la rue du Rossignollerieres...ñam que creppes más buenas... Después de despedirnos, con la esperanza de volvernos a ver en París, fuimos a esperar nuestro tren a la estacion de Chenonceaux, aunque de estación tenía lo que yo de supermodelo... A la gente que quiera quedarse al bonito festival nocturno que hace el castillo: no contéis con dormir en la estación, a no ser que podáis dormir en una para de autobús, claro...

Al llegar a St.Pierre descubrimos que nuestro maravilloso tren directo hacia Nantes sólo circulaba viernes y sábados... y estábamos a martes! Así que fuimos a la capital de provincia, Tours, a ver si había algún tren allí. Miramos todos los folletos y nada, pero entonces... como si de un tren fantasma se tratara... CHAAN!! apareció nuestro salvador Tours-Nantes a las 18:04. Ojo, porque se quedaba en St. Pierre, sí, nuestra estación favorita. Una vez allí, habia que elegir entre dos trenes: uno a Paris y otro a Nantes. ¿Qué lío, verdad? Pues no lo perdimos de casualidad!

En Nantes teníamos 2 horitas libres, que aprovechamos para ver el castillo por fuera (estaba cerrado por obras hasta el verano de 2006), la catedral y un poco del centro. Y ya de paso se nos ocurrió sacar nuestros pobres calcetines para que se secaran al sol.... si, daban mucha pena pero sobretodo... olian a flores.

Definitivamente los trenes en esa zona de Francia son la cañaaa! El regional que nos llevaba de Nantes a Rennes era mejor que la primera clase del Euromed: asientos blanditos, mesita, lamparita, enchufe (donde aprovechamos para cargar el movil, jeje) vamos, muy completos. El baño era moderno futurista, y nos sirvió para que los calcetines se secaran... eso sí, el olor a flores permaneció durante todo el viaje xD

Cuando llegamos a Rennes eran ya las 23:00, así que pensamos quedarnos a dormir en en la sala de espera de la estacion... gran error ya que sólo éramos dos personas. Un tío muuuuy raro y muuuuy borracho se quedó con nosotros en la sala... mirandonos... sonriendo... volviendo a mirar... Ahhhh!!! Cooorrreeee!! Salimos a la calle a buscar un hotel decente, pero el miedo no nos dejó recorrer más de dos manzanas en la oscuridad y nos quedamos en un hotel de mala muerte en la propia plaza de la estación, por 44€ hab doble. Esta vez no lavamos al ropa: mejor que huela a sucio a que huela a flores...

Recuerdo que estabamos tan muertos que nos llamó Peña y no tuvimos fuerzas para contarle casi nada... bueno, aunque sea con retraso, en este blog está todo, jejeje.

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